Durante el fin de semana pasado se celebro en la preciosa ciudad Tres Cantos un partido amistoso entre un grupo de buenos amigos, para darle mas gracia al asunto decidieron jugarse un viaje a una bonita casa rural. El partido empezó con normalidad y todo parecía transcurrir con naturalidad, pero el ambiente competitivo les llevo a obsesionarse con ganar y no pagar ni un euro del viaje. Acabaron pasándose el día jugando sin pensar en otra cosa, ya que cuando por fin ganaba un equipo el otro exigía la revancha. Finalmente tuvieron que aparecer las familias preocupadas al no saber nada de los jugadores durante todo el día.

Entre todos intentaron hacerles ver que podían llegar a un acuerdo y que no era necesario que nadie pagase nada, pero los equipos orgullosos rehusaron constantemente llegar a un acuerdo, no estaban dispuestos a renunciar. Finalmente caía la tarde cuando tras un día tan agotador consiguieron hacerles ver que habían llevado el juego al límite y los jugadores accedieron a terminar la disputa, asique se decidió ir a un bar a tomarse unas tapas, por supuesto pagando cada uno su parte.